Desde 1965 al presente, Copetín Fiat se convirtió en un lugar de referencia en la zona de Caseros. Primero para los trabajadores de la fábrica automotriz que le dio el nombre. Y luego se sumaron empleados de otras industrias y también el resto de vecinos de Tres de Febrero. Este bodegón familiar ubicado en la intersección de Wenceslao de Tata y Cervantes se convirtió en un icono de la gastronomía de la zona y en las últimas semanas recibió un merecido reconocimiento: el nombramiento como bar notable del distrito.
Caseros: la historia del bar notable "Copetín Fiat"
Copetín Fiat nació hace casi 60 años como un lugar de paso para los trabajadores de la fábrica en Caseros y hoy es uno de los bares notables del distrito.
La llegada de la Planta Fiat a esta zona de tres de Febrero a principios de los años 60 revolucionó el barrio y en ese contexto es que nace este emprendimiento familiar. "El bar lo comenzó un hermano de mi viejo como un buffet de fábrica para los trabajadores. Luego el se fue a trabajar a Capital y a partir del 68 quedó mi viejo solo", aseguró Gregorio, uno de los encargados y cocineros del lugar, en charla con Viví el Oeste. El nombre del espacio está intimamente relacionada a la primera actividad: allí iban a comer en sus descansos los trabajadores de la planta Fiat. El Copetín había nacido para ser un lugar de paso para aquellos empleados en sus largas jornadas laborales.
Pero Fiat no fue la única empresa que puso una planta en Caseros. A finales de los 60 se dio el boom industrial que provocó la transformación radical de la zona. Y en ese contexto, Copetín Fiat no paró de crecer. "El nombramiento como bar notable es un reconocimiento al trabajo que venimos haciendo hace décadas. Copetín Fiat fue creciendo a la par del crecimiento de Caseros y Tres de Febrero", destacó Gregorio. Lo que comenzó siendo un buffet de fábrica de a poco se convirtió en un ícono de la gastronomía local.
El cambio de Copetín Fiat tras la pandemia
La cuarentena tuvo un impacto muy negativo en los locales gastronómicos que debieron readaptarse para poder seguir subsistiendo. En ese contexto, Copetín Fiat tuvo que incluso buscar una transformación mayor. La clientela habitual del lugar eran los trabajadores de la zona industrial de Caseros que, debido a la pandemia y a las restricciones, dejaron de asistir a las plantas de manera presencial. Gregorio reveló como fue el cambio que vivió este lugar de Tres de Febrero: "Empezaron a venir muchos vecinos del barrio que no nos conocían y no tanto de las fábricas porque muchos trabajos se suspendieron. Al principio tuvimos con un parate lógico pero nunca cerramos del todo".
Otro punto clave de la pandemia fue el crecimiento en las redes sociales. Gregorio, quien también estudio gastronomía de grande y define esta actividad como un hobby, comenzó a publicar de manera más regular sus platos en Instagram y la novedad incluso cruzó el charco. "Una vez una vecina desde Alemania nos habló porque le habían contado de nosotros", agregó el encargado. En ese contexto, la visita de una mujer que hacía recorridas por locales gastronómicos antiguos hizo crecer todo y más gente por fuera de Caseros y Tres de Febrero comenzó a conocer lo que se hacía en Copetín Fiat.
La gastronomía del bar notable de Caseros
Nacido hace casi 60 años como un local de paso para los trabajadores de la Fábrica Fiat, este local no perdió su esencia a pesar de las transformaciones ocurridas a lo largo de los años. Hoy refleja una interesante combinación fruto del trabajo de varias generaciones de una misma familia. Por un lado, el local en su aspecto arquitectónico hace recordar a los viejos bares de barrio dónde los vecinos se juntaban a comer y tomar una bebida. A eso Gregorio le agregó su propia impronta con platos gastronómicos originales pero siempre con una premisa: "La idea es que la gente sepa que está comiendo algo hecho por personas enfocadas en su trabajo y que no haya nada artificial”.
Este lugar de Tres de Febrero tiene su fuerte en comidas al paso como bondiola o paleta al plato o en sanguche, milanesas y empanadas. Aunque Gregorio también se guarda un espacio para la innovación y no duda en agregar platos al menú habitual. "Por ejemplo estos días que refrescó hice unos chorizos a la pomarola que la semana pasada, con el calor, no hubiera podido vender", aseguró. Otro fuerte del Copetín son los platos dulces con profiteroles rellenos, macarons, canneles y diferente tipo de tortas.
Copetín Fíat está abierto de lunes a viernes de 8 a 15 horas ya que su fuerte es el cliente a paso que corta su jornada labural para desayunar o almorzar en el bodegón. Sin embargo, debido al pedido de vecinos alejados de Tres de Febrero, realizaron una innovadora apertura. Todos los primeros sábados de cada mes, el local abre sus puertas en el mismo horario que en la semana. "Hicimos esto como un obsequio por el ida y vuelta que tenemos con muchos clientes que nos conocieron por redes sociales y que no pueden venir de lunes a viernes por trabajo", concluyó Gregorio.