En medio de la hiperinflación y una de las mayores crisis económicas en la historia moderna de la República Argentina, la empresa estatal Ferrocarriles Argentinos lanzó un nuevo servicio para ayudar a los vecinos del Oeste a comprar un poco más barato: el "Tren de la Economía", que unía la localidad de Caseros con el Mercado Central.
De Caseros al Mercado Central por la hiperinflación: la historia del Tren de la Economía
A principios de la década de 1990, este servicio salía de Caseros para que los vecinos puedan comprar más barato y ayudarlos durante una gran crisis económica.
El mismo partía de la estación cabecera del partido de Tres de Febrero y utilizaba la hoy conocida como "vía muerta", cuya intención de reactivación parece haber quedado trunca, para llegar al centro de comercialización de frutas y hortalizas ubicado en el municipio de La Matanza, teniendo solo una parada intermedia en Haedo.
Solo funcionaba los sábados, saliendo a la mañana y media tarde (8:30 y 16 horas) desde la mencionada ciudad para quedarse por 180 minutos y volver al mismo lugar hacia el mediodía y el anochecer (11:30 y 18:55). Según un boleto de la época, el valor del viaje era de entre 180 y 340 australes, aunque ese número seguramente se modificó con el tiempo.
Este recorrido utilizaba los cochemotores Fiat Materfer 7.131, conocidos popularmente como "chanchitas", aprovechando la trocha mixta de los playones internos del mercado, donde también estacionaban cargueros. De acuerdo a lo expresado por las autoridades ferroviarias de entonces, la idea era evitar que los usuarios hagan trasbordos con varios medios de transporte y abaratarles un poco los costos.
Un final incierto para el Tren de la Economía
Lamentablemente para el Tren de la Economía, su lanzamiento coincidió con una política de "racionalización" del área por parte del Gobierno nacional, que en los años siguientes procedió a suprimir numerosos ramales en todo el país.
Más allá de que no existe el dato preciso de su final (unos datos señalan que fue en 1992 y otro en 1993, por ejemplo), su comienzo del 4 de enero de 1990 volvió a demostrar la capacidad del tren como medio de transporte económico y con una función más social que rentable.