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Castelar: Historia del Aeródromo que revolucionó la ciudad

Hacia 1920, la Sociedad Aeronáutica Italiana Argentina de Aviación y el Centro de Aviación Civil crearon el Aeródromo de Castelar batiendo récords históricos.

Hace más de un cien años, principalmente en 1920, la Sociedad Aeronáutica Italiana Argentina de Aviación y el Centro de Aviación civil se instaló e uno de los terrenos próximos a la Estación de Castelar y creó el famoso e innovador Aeródromo de Castelar, que funcionó por más de una década hasta la creciente urbanización del pueblo de Morón.

El Instituto y Archivo Histórico Municipal de Morón realizó una recorrida histórica desde los orígenes de esta base aérea, el comienzo de la Sociedad Aeronáutica Italiana Argentina, el apogeo de la aviación civil en el Oeste del Conurbano bonaerense y la mudanza final del Centro de Aviación Civil.

Hacia 1920 aún existían en Castelar terrenos de grandes dimensiones muy próximos a la estación, que permanecían indivisos y sin construcciones. En uno de ellos, propiedad del Dr. Laureano Rufino, se instaló la mencionada Sociedad Aeronáutica Italiana Argentina de aviación y el Centro de Aviación Civil. Fue en agosto de 1920 cuando se anunció en el medio gráfico "El Imparcial" los trabajos previos a la habilitación del Aeródromo en Castelar.

FV JULIO EPU
LA PERLA LARGO
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Oficinas de la Sociedad Italiana Argentina de Aeronáutica en Castelar (Morón) en 1921. Foto: Instituto y Archivo Histórico Municipal de Morón.

Oficinas de la Sociedad Italiana Argentina de Aeronáutica en Castelar (Morón) en 1921. Foto: Instituto y Archivo Histórico Municipal de Morón.

Los inicios del Aeródromo

Según destaca el Archivo Histórico de Morón, se comenzó por la limpieza y nivelación de un campo arrendado, y la adquisición, desmontaje y traslado de un hangar de la ex misión italiana de aviación que había funcionado en El Palomar.

El Aeródromo formaba un pentágono irregular delimitado por las actuales calles España, Arias, Lincoln y las vías del Ferrocarril Oeste; su entrada estaba aproximadamente en la intersección de Los Incas y España. La línea de fondo paralela al ferrocarril se interrumpía a la altura de la intersección de la Av. Rivadavia (lado norte) y Trenque Lauquen; desde allí trazaba una diagonal para unirse con la calle Lincoln a la altura de la esquina con Campichuelo.

Así, a fines de 1920 ya estaba operativa la Sociedad Aeronáutica Italiana Argentina, sociedad comercial con escuela de aviación. Las instalaciones iniciales eran un hangar (al que rápidamente se sumó un segundo) y edificios para talleres, oficinas y escuela.

El aeródromo en su primer año contaba con 6 aviones S.A.M.L. con motores Fiat de 100 HP. Los directores eran el capitán Eduardo Olivero y el teniente Ernani Mazzoleni; los pilotos instructores el sargento Nicola Bo y Cosimo Damiano Rizzotto.

Todos los aviones eran oficiales desmovilizados italianos, veteranos de la guerra, de destacada trayectoria como Olivero, que alcanzó la distinción de As de la aviación, realizó más de quinientas misiones de combate en poco más de dos años, recibió múltiples condecoraciones y llegó hasta el grado de capitán. Luego se sumaron aeronaves Caproni, SVA y Ansaldo que debieron ser acondicionadas para uso civil y comercial colocándoles asientos.

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El Aeródromo de Castelar en pleno apogeo. Foto: Instituto y Archivo Histórico Municipal de Morón.

El Aeródromo de Castelar en pleno apogeo. Foto: Instituto y Archivo Histórico Municipal de Morón.

Incluso para facilitar el acceso, el Ferrocarril Oeste había autorizado hacer un camino que conectaba con la Estación sobre sus terrenos. Este seguía la traza actual de Los Incas-Islas Malvinas hasta la entrada al aeródromo sobre la calle España en Morón.

En el mismo año, se impulsó la creación de la compañía llamada Aéreos Servicios Sociedad Anónima (ASSA), la cual brindó por un breve tiempo un servicio de 10 pasajeros entre Castelar y Mar del Plata y otro entre Castelar y Montevideo, con tres triplanos Caproni reacondicionados. Se trataba de un ambicioso plan de rutas aéreas por toda la Argentina y con conexión a países limítrofes que no se concretó.

Gracias a la afluencia de pilotos, instructores y vecinos, se construyó el segundo almacén de Castelar en 1922.

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La Sociedad Aeronáutica Italiana Argentina de aviación y el Centro de Aviación Civil en 1921. Foto: Instituto y Archivo Histórico Municipal de Morón.

La Sociedad Aeronáutica Italiana Argentina de aviación y el Centro de Aviación Civil en 1921. Foto: Instituto y Archivo Histórico Municipal de Morón.

La aviación revolucionó Castelar con el paso de los años

Hacia 1930, el Centro de Aviación Civil estaba consolidado como la institución más importante en su rubro de la época: según destaca el Archivo Histórico de Morón, su hangar se encontraba colmado en su capacidad y debían suspender la inscripción de alumnos por no contar con suficientes aeronaves.

Había además visitas escolares, conferencias y actos. Lideraba en la formación de pilotos, realizaba carreras deportivas, demostraciones, festivales, torneos y actividades culturales. El Centro de Aviación Civil se posicionaba primero en cantidad de horas de vuelo con aviones propios y del Estado, y registró la mayor cantidad de aterrizajes con 19.055.

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Boceto de mapa del Aeródromo de Castelar. Foto: Instituto y Archivo Histórico Municipal de Morón.

Boceto de mapa del Aeródromo de Castelar. Foto: Instituto y Archivo Histórico Municipal de Morón.

La urbanización: el comienzo del fin

Si bien en 1921 el Aeródromo de Castelar se encontraba en una ubicación estratégica, diez años después ya no lo era: la urbanización del pueblo había avanzado y la extensión de la base aérea italiana estaba limitada por el espacio. El crecimiento demográfico de la localidad era notorio, con la incipiente construcción de casas alrededor del lugar que comenzaron a dar cuenta de su inevitable final.

A raíz de las problemáticas descriptas y "por seguridad de la población"- según lo comentaría el ex Intendente de Morón Abel Costa diez años más tarde-, en abril de 1935 el Centro de Aviación Civil se trasladó a un aeródromo en Quilmes. La propiedad fue fraccionada y vendida en cuatro grandes lotes, y se dispuso la creación de la plaza "Los Españoles".