Sergio Durán era un adolescente de tan solo 17 años que fue detenido el 6 de agosto de 1992 por “averiguación de antecedentes”, trasladado a la Comisaría Primera de Morón y torturado hasta la muerte por cuatro agentes, que usaron una picana eléctrica y una bolsa de polietileno en la cabeza para provocarle asfixia. Al tiempo, uno de los autores fue arrestado y alojado en la sede policial de Castelar Norte.
Se trata de Luis Alberto Faresse, por aquel entonces jefe de calle del lugar donde le quitaron la vida al chico. Apenas se destapó el caso en 1993, evitó la captura pese a que seguía cobrando su sueldo por parte de la Bonaerense y recién cayó en octubre de 1997 cuando lo atraparon en una remisería de San Justo, donde trabajaba de chofer.
Sin embargo, apenas cuatro meses despúes, mientras permanecía recluido a la espera de ser juzgado, se escapó caminando y vestido de policía de la sede ubicada en la calle Leandro N. Alem al 2.740, entre Italia y España el 4 de febrero de 1998. El Ministerio de Seguridad provincial anunció una recompensa de 30 mil pesos para quienes aporten "información fehaciente que permitan su localización y detención".
Al día de hoy, 24 años después de haberse fugado, Faresse (argentino, nacido el 1 de septiembre de 1965 y cuyo DNI es 17.298.975) continúa en el portal bonaerense y nunca recibió un castigo por haber participado en la brutal golpiza que le quitó la vida a Sergio Durán. Es el prófugo actual que más tiempo lleva sin ser atrapado de toda la provincia.
Qué pasó con el resto de los asesinos
A Hugo Nicolosi lo encarcelaron rápidamente, pero Raúl Rodolfo Gastelú y Miguel Ángel Rojido, los otros implicados, tardaron en ser arrestados: los dos primeros estaban en su propia casa y recién fueron detenidos en 1996. Tras innumerables fugas y condenas a prisión perpetua a lo largo de casi 10 años de procesos penales, los tres están libres. El único que permanece recluido es Jorge Ramón Fernández, juzgado por ser el "entregador" al haber sacado a Sergio de su celda y dárselo a los torturadores.
A Durán lo recuerdan como "Gondi" sus familiares y allegados, pero en el ámbito histórico es identificado como la víctima de la primera tortura policial comprobada durante la democracia, la cual tuvo lugar en el Oeste y en pleno centro de Morón.