Todos aman el helado y muchos son los que sienten un afecto puntual por las heladerías que trabajan de forma manual. Desde comprar a productores locales a ofrecer diversas combinaciones impensadas e ingredientes frescos y de calidad, la fabricación se puede convertir en un arte cuando el fin es innovar en sabores, texturas y creatividad.
El helado artesanal es la unión de la creatividad del heladero con el uso de ingredientes de primera. Definitivamente, estos tienen un rol determinante en las recetas que logran crear un helado delicioso y único. El saber hacer del profesional igual es fundamental, dado que un helado precisa de muchísimos saberes para conseguir una elaboración perfecta.
Es así que el helado artesanal es una pieza hecha por un artesano que ha adquirido con la práctica toda la habilidad transmitida de generación en generación. En la que además utiliza procesos y máquinas que necesitan de la mano humana para elegir y mezclar los ingredientes y observar de cerca la congelación que asegura de que el helado sea el mejor.
De este modo, los helados artesanales son dulces que se producen en pequeñas cantidades y son el resultado de una combinación esmerada de arte y creatividad, por eso, necesitan más fuerza laboral dado que se elaboran en lotes chicos con productos reales frente a los helados comerciales que suman muchos conservantes y sabores artificiales.
En vez de depender de sabores y premezclas obtienen ingredientes naturales y saludables. Y a la vez, las combinaciones únicas de sabores que brindan resaltan. Desde chocolates, cremas y dulces de leche a delicias nuevas y de marca registrada que incluyen trufas, alfajores y cheesecakes, entre más gustos adorados por los fanáticos del helado artesanal.
De esta forma, al margen del sabor, el helado artesanal trasciende su función gastronómica para volverse un protagonista visual absoluto. Es en los locales y establecimientos más diversos como las heladerías en Palermo y zonas cercanas, tan reconocidas por esta tendencia, conciben el helado como un delicioso arte, siendo la oportunidad para cautivar a los comensales desde la primera mirada y el primer bocado.
Cuando cada detalle cuenta y cada presentación se hace con delicado cuidado y trato, los colores, formas y texturas se combinan para despertar emociones y sensaciones en quienes los disfrutan, igualándose a lo mejor de una joya o escultura, solo que comestible.
Un manjar conocido y apreciado en todo el mundo que homenajea la fusión de ingredientes frescos y técnicas creativas buscando potenciar la experiencia de cada cliente y dar así una vuelta vanguardista a la oferta. Un vibrante universo de sabores y combinaciones que redefine una y otra vez el concepto del dulce, transformándolo en un auténtico banquete para los sentidos.