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Volver a lo grupal: compartir espacios físicos después de la pandemia

El aislamiento social por el COVID19 produjo, en muchos niños, adolescentes y adultos, importantes consecuencias.

El aislamiento social por el COVID19 produjo, en muchos niños, adolescentes y adultos, importantes consecuencias. Algunas de las observadas en nuestro trabajo clínico fueron: retraimiento, inhibiciones, dificultades en la aceptación de las diferencias, y demás problemáticas vinculares.

El intercambio con otros produce identificaciones que, muchas veces, ocasionan un encuentro con dificultades propias. Las cuales, en estado de aislamiento permanecen silenciadas y ocultas.

Ahora, al volver a los espacios compartidos, en ocasiones, se observa enojo, intolerancia, agresividad, conductas violentas, angustia desmedida. Sin llevar a las personas a ningún tipo de proceso reflexivo posterior que ayude a implicarse, preguntarse porqué ocurren estas reacciones o impulsos. Entonces se presentan importantes dificultades para compartir con otros en comunidad. Algunos de los espacios pueden ser: la escuela, la vía pública, el trabajo, entre otros.

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Somos seres sociales, necesitamos de los otros para pertenecer a grupos, ser "parte de…", identificarnos, relacionarnos y también diferenciarnos. Por estás cuestiones, es importante que los niños habiten espacios comunes con otros niños, ya que es una etapa de apertura, máxima plasticidad neurológica, de constitución psíquica, construcción de mecanismos de defensa y de la identidad.

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Volver a lo grupal, compartir espacios físicos (no virtuales) después del Covid19.

Volver a lo grupal, compartir espacios físicos (no virtuales) después del Covid19.

También, es habitual observar como los adolescentes se agrupan con pares, a pesar de que al principio no sea fácil, genere vergüenza, inhibiciones. En estos casos, la necesidad de vincularse con pares es sumamente importante ya que logran una identidad grupal en momentos en donde aún no poseen definida su identidad individual, momento etario en donde se producen varios duelos, varias pérdidas. Duelo por el cuerpo infantil, duelo por los padres idealizados de la infancia.

Con el auge de la tecnología, muchos niños dejaron de jugar de forma creativa, desde la invención, dejan de aburrirse lo cual restringe aún más la creatividad; los adolescentes y adultos comienzan a perder los encuentros presenciales. Si bien durante la pandemia los recursos virtuales nos permitieron mantenernos en contacto, la virtualidad no reemplaza el vínculo presencial.

Ahora bien lo que observamos en la clínica es que la virtualidad, las redes y la tecnología de por sí generaron en los adolescentes que crecieron en este nuevo paradigma, una realidad que hay que satisfacer de manera inmediata, uno aprieta un botón, un like y listo, pero en la presencialidad las cosas no se dan tan fáciles, llevan un tiempo, un trabajo, un disfrute y también frustraciones, enojos o vergüenza. Estos conflictos, son necesarios transitarlos ya que, reflexionar acerca de estás cuestiones ayuda a identificar las emociones propias, enfrentarse con angustias, y generar procesos que permitan afrontar y elaborar.

Una propaganda muy actual sobre una yerba mate aborda está cuestión de las diferencias para hacer mención a la unión con otros y a la aceptación de otros pensamientos y formas de ver la vida. La propaganda muestra a grupos de amigos que se encuentran con la dificultad de entablar un diálogo por la polémica que implicaban ciertos temas como las vacunas, el lenguaje inclusivo, la política, etc. Hasta que una mujer del grupo propone la unión hablando de todos los temas pero con respeto por las diferencias, dándose un tiempo de conocerse en sus individualidades.

¿Parece que ahora ya no tenemos tiempo? Tiempo de conocerse, de tolerar las diferencias, de construir un espacio común, de aceptación, de enriquecimiento, de compartir. Desde el Grupo psicoanalítico del oeste pensamos que, construir grupos permite sentir mas seguridad, contar con otros, tener mas fortalezas para soportar las vicisitudes que se puedan dar en la vida. Por lo que, el armado de un grupo psicoterapéutico posibilita trabajar en conjunto con una mirada profesional que intervenga en el tejido de las relaciones vinculares para desarticular los conflictos que allí aparecen (por ejemplo: oposiciones, inhibiciones, retraimiento) facilitando recursos para la construcción de nuevas posibilidades. “El deseo implica lo temporal, no hay acto deseante sin tiempo”(1) y convivir con otros fomenta la espera, nos aleja de la inmediatez.

Lic Micaela Donati MP 85909

Lic Yanina Tucci MP 85516

Lic Roxana González MP 83089

@grupopsicoanaliticodeloeste