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El caso de Alejandro Aibar, el vecino de Merlo desaparecido durante la dictadura, llegó a juicio

Se está llevando a cabo en el marco del Juicio a la Brigada de San Justo. Alejandro pertenecía a la Unión de Estudiantes Secundarios y fue secuestrado de su casa cuando estaba junto a su hermana de 7 años, Griselda, quien en dialogo con Viví el Oeste contó su historia.

“En el momento en que entran a mi casa y se lo llevan yo estaba presente, tenía 7 años y fue sumamente traumático porque además Alejandro tenia 18 y yo estaba al cuidado de él muchas horas porque mis viejos trabajaban entonces no hubo quien reemplazara esta presencia” recordó Griselda.

FV JULIO EPU
LA PERLA LARGO

Si bien ella no tuvo el miedo que volvieran, cuando cumplió sus 18 convivió con el temor de padecer lo mismo. Su infancia se basó en ir a ver la ronda de las madres de Plaza de Mayo junto a su madre que nunca abandonaron la búsqueda de la verdad. “Fue un antes y un después en toda la vida” afirmó.

La familia de Alejandro no supo hasta el año pasado que Aibar pertenecía a la UE. “40 años después se comunican conmigo porque una sobreviviente había estado secuestrada con él. Se comunicaron de HIJOS de La Matanza, que llevan adelante este juicio que viene con mucho retraso y siguen buscando a las familias de las victimas que pudieron documentar que estaban en ese lugar” explicó.

Así, fue como la organización de derechos humanos, le relató a Griselda que su hermano participaba de la Unión de Estudiantes y la noche anterior su escuela de Merlo había decidido cambiar los horarios de salida media hora más tarde lo que hacia que no haya colectivos y muchos chicos tuvieran que dejar de estudiar. “Hicieron una protesta pidiendo que no cambien el horario y Alejandro estuvo a cargo de esa protesta. La noche siguiente lo fueron a buscar a mi casa”.

Esa fue la misma metodología que usaron con todos los chicos, unos 20 militantes incluso de 15 años, como es el caos de la sobreviviente Adriana. De allí los llevaban a la brigada de San Justo donde estuvieron hasta diciembre de ese mismo año y después no se supo más su destino. “Hicieron un simulacro de fusilamiento donde vuelve solo Adriana que no sabe si los mataron ahí o los trasladaron al pozo de Banfield” agregó Griselda.

El juicio comenzó el día lunes y fue “sumamente conmovedor. Llegamos, nos mirábamos entre todos, nos sentimos hermandados porque somos los que quedamos, con los padres llorando el hijo que ya no estaba. Todos tenemos el dolor de ser el que quedó”.

Y agregó: “La jornada fue terrible, durísima, pero necesaria y sanadora, queríamos llorar era una combinación rara de lo que nos pasaba porque no deja de ser un hecho terrible, pero que uno lo celebra, ya pedir justicia a esta altura es casi una broma, ya están todos viejos, los ves ahí a los imputados desde la pantalla, ya pasaron 40 años ya rehicieron su vida”.

El juicio abarca los años de 1976 a 1978 y son 84 víctimas, entre ellos 20 estudiantes. Todos pasaron por la brigada de San Justo que tenía como metodología secuestrarlo allí por tres meses y luego asesinarlos o pasarlos a otro lugar. Como Griselda se enteró de su historia el año pasado no pudo ser querellante pero espera poder serlo en una segunda instancia.

El próxima paso es la declaración de cada grupo que comenzará en septiembre.