Un 10 de febrero, pero de 2014, la por entonces Escuela de Aviación Militar emplazada en la localidad de El Palomar, al norte del partido de Morón, fue el escenario de una auténtica hazaña de parte del pionero del rubro dentro de la República Argentina: Jorge Alejandro Newbery.
A 111 años de la hazaña de Jorge Newbery en El Palomar y un récord mundial no homologado
En febrero de 1914 el pionero de la aviación argentina alcanzó una altura inédita a nivel global en el Oeste, pero no se la aceptaron por una curiosa razón.
El reloj marcaba las 5 de la mañana y esa zona del Oeste se encontraba llena de periodistas internacionales, simpatizantes, soldados de la mencionada institución y demás personalidades destacadas que se apostaron para ver al piloto buscar romper el récord mundial de altura, vigente hace dos años atrás.
Minutos después, el motor equipado con hélice de su monoplano Morane-Saulnier fue puesto en marcha mientras los fiscales se ocupaban de instalar el barógrafo en un lugar apropiado para corroborar el grado de elevación que alcanzaría esa calurosa mañana, aunque Newbery portaba ropa interior larga y de abrigo para soportar el frío que iba a encontrar allá arriba.
Según el Departamento de Investigaciones Históricas del Museo Nacional de Aeronáutica (MNA), a las exactas 5:15 horas el aviador levantó un brazo para que soltaran su aeronave y así quedara a merced de toda su potencia y perdiéndose de vista entre las nubes al poco tiempo.
El récord mundial no homologado en El Palomar
Pasaron poco más de 180 minutos hasta que los inspectores comprobaron que la altura delineada en la faja barométrica alcanzaba a 6.225 metros, pero finalmente decidieron no homologar dicha marca inédita a nivel mundial debido a una curiosa razón: la reglamentación establecía que era necesario superar la anterior por un mínimo de 150 metros y Jorge lo hizo por "apenas" 65.
Es por eso que la altura máxima que alcanzó fue ajustada a 6.110 metros, 10 menos que los establecidos por el francés George Legagneaux el 28 de diciembre de 1913, por los ingenieros Carlos Irmscher y Horacio Anasagasti y el jefe de la Oficina Meteorológica Nacional, Walterio Davis.