En 1821 se inauguró esta ciudad ubicada en el suroeste de la provincia de Buenos Aires bajo en nombre de “Mar de Epecuén”. Este lugar, era uno de los elegidos no sólo por la gente de la zona y alrededores sino también por turistas. En 1899, con la llegada del ferrocarril estas visitas aumentaron, en muchos casos se acercaban por la historia de las "aguas curativas".
Historia: Epecuén, el centro turístico que terminó en ruinas
Villa Epecuén era una ciudad de la provincia de Buenos Aires que concentraba un gran turismo. Sin embargo, por una inundación su historia cambió para siempre.
Muchos de sus visitantes decían que al sumergirse en las aguas de la laguna de Epecuén se aliviaban sus dolores. Esta característica fue clave para el crecimiento del turismo e incluso en 1909 la Provincia de Buenos Aires envió un equipo de expertos para investigar sus propiedades. Estos descubrieron que la laguna tenía una alta concentración de minerales, comparable con la del Mar Muerto que tenía la capacidad de sanar enfermedades reumáticas y de la piel.
Según los registros de la época, Epecuén pasó a competir como el destino más visitado de Argentina junto a Mar del Plata. Además de los turistas, cientos de personas que padecían artrosis, artritis u otras enfermedades similares viajaban al lugar para realizar sus tratamientos en la poderosa laguna. Y para enero de 1921 se fundó el Balneario de Epecuén que generó un nuevo espacio para cobijar al turismo.
Año tras año la cantidad de turistas creció notablemente y, entre la década de 1950 y 1970, los registros indican que Villa Epecuén recibió alrededor de 25.000 visitantes. Un verdadero hito si se tiene en cuenta que tenía una población estable de 1200 habitantes y contaba con 6000 plazas hoteleras y alrededor de 300 locales comerciales.
El desastre que cambió la historia
Al inicio de la década del 70′ se habían comenzado a restructurar las obras hidráulicas del pueblo las cuales debieron suspenderse por la dictadura militar. Debido a esto, al mal estado del sistema y a las constante lluvias que sufrió la ciudad de Buenos Aires en 1985, el desastre se vio venir.
Fue el 10 de noviembre cuando una sudestada comenzó a castigar la ciudad y debido a que el muro de contención que había entre el lago y la villa no era lo suficientemente fuerte como para contener el agua del lago, el mismo comenzó a crecer de a un centímetro por hora y esto empezó a invadir las calles.
Debido a esto, sus habitantes debieron ser evacuados y abandonar sus hogares y comercios. Con el paso de los días, algunos vecinos habían podido mantener sus hogares pero sin embargo, al poco tiempo, la luz se cortó en toda la zona y también el suministro de agua potable, lo que dejó fuera de la historia la posibilidad de volver.
En poco menos de un mes, Epecuén, la ciudad que había alojado a 25.000 habitantes, quedó devastado. Durante los años siguientes, el agua siguió ganando terreno y destruyendo lo que quedaba. Para el invierno de 1993, el pueblo quedó sumergido bajo siete metros de agua y así se mantuvo durante casi 20 años.