El primer país en recibir el Año Nuevo se encuentra en Oceanía y también corre grave riesgo de desaparecer. Kiribati ya se encuentra viviendo el 2022 aunque su futuro es incierto debido al calentamiento global y a la posibilidad de hundirse. Sus 110 mil habitantes están distribuidos en atolones e islas que se encuentran en los cuatro hemisferios del planeta: norte, sur, oriental y occidental. Esta nación es la única en compartir esta característica y a las 10 horas del Meridiano de Greenwich (7AM de Argentina), sus pobladores recibieron el Año Nuevo como marca la historia moderna.
Historia: Kiribati, el primer país en recibir el año nuevo
Esta es la historia de unas islas de Oceanía que conforman el único país del mundo en estar en los cuatro hemisferios y el primero en recibir el año nuevo.
Aún muchos argentinos recuerdan el especial televisivo que se emitió durante el último día de diciembre de 1999. En aquella oportunidad, se podía ver en vivo cómo iban recibiendo el nuevo milenio los diferentes países del globo. El primero en tener ese privilegio fue Kiribati. En la época previa a las redes sociales, esta pequeña nación de Oceanía se hizo conocida en todo el mundo gracias a esta peculiar característica.
Kiribati está compuesto de 33 islas y atolones que no superan los 2 metros de altura sobre el nivel del mar. Esta situación y el avance del calentamiento global (con el consecuente incremento en el nivel de las aguas) ponen en alerta roja a esta pequeña nación de Oceanía. Un informe de la ONU de 1989 marcó a esta zona, que se encuentra a mitad de camino entre Australia y Hawaii, como una de las regiones más complicadas ante un posible crecimiento de los océanos.
El área total de tierras en el país es de 811 kilómetros cuadrados pero si se consideran las aguas marítimas, su tamaño se puede comparar con el de Estados Unidos. Su estado insular y su ubicación en el lejano pacífico Sur tienen una ventaja: Kiribati al igual que otros pequeños países y dependencias de Oceanía fueron los territorios del planeta menos afectado por la pandemia debido al aislamiento que mantienen con las grandes ciudades del mundo.
Este país tiene otra insólita curiosidad. Debido a la cierta posibilidad de desaparecer debajo de las aguas del Pacífico, sus gobernantes estudian diferentes medidas para el futuro de sus 110 mil pobladores. Una de las más insólitas fue la idea de compras una zona de 20 kilómetros cuadrados de extensión en la mayor y más montañosa de las islas del archipiélago de Fiyi para alojar allí a su población. El traslado de gente por problemas demográficos no es algo ajeno en esta pequeña nación: hace unos años más de 5 mil personas migraron desde Tarawa, su capital, a atolones periféricos por la superpoblación.