En medio de una gran expectativa por la afirmación pública de la existencia de "restos biológicos no humanos" hallados durante misiones secretadas de los Estados Unidos en objetos voladores no identificados (OVNIS), cabe recordar que desde hace mucho tiempo existe uno de ellos que se escondió en un techo del Oeste, más precisamente en la localidad de Hurlingham.
Hurlingham: el plato volador que se camufla como tanque
En la espera del próximo informe de la NASA sobre vida alienígena, cabe recordar que el Oeste posee su propio ejemplar en un techo de Hurlingham.
Más allá de que no tenga la visibilización del Pentágono o los organismos de seguridad norteamericanos, es muy popular y se trata del famoso plato volador que todos los vecinos de la ciudad pueden ver cuando pasan por la altura número 3.000 de la calle Julián Aguirre, entre Poeta Risso y José de Andonaegui y a solo tres cuadras del Microestadio Municipal, del Barrio Luna.
Esta peculiar estructura no es más que un llamativo tanque de reserva de agua potable construido hace muchas décadas que luce con una apariencia muy similar a la de una de las naves que se vieron en las películas de la saga "Día de la Independencia", por ejemplo.
Curiosamente, muy cerca del objeto se encuentra otro dispositivo en forma de barco pesquero (en la traza de la Avenida Gobernador Vergara) al cual la famosa banda Divididos, de origen hurlinghense, lo referencia en su canción llamada "Brillo triste de un canchero", que salió dentro del disco "Vengo del placard de otro" lanzado en 2002.
"El platillo de Hurlingham es un ejemplo literal de la influencia del fenómeno OVNI en la cultura popular, pero realmente la ufología, la literatura y el cine "platillísta" fueron una fuente de inspiración para la arquitectura. No es casual que durante la década de 1960 y 1970 hayan proliferado en el mundo edificios y tanques de agua de forma discoidal, con ventanas circulares, escotillas y luces de colores", reveló un vecino de la zona al respecto.