
Jorge empezó con sus andanzas bicicleteras a los 15 años y más de 6 décadas después continúa pedaleando por el barrio. Su tono de voz y su actividad física desmienten al DNI que marca 81 años. Este último tiempo se puso al frente del pedido por tener un circuito símil KDT en la futura Reserva Natural de El Palomar.
El deporte es vida y Jorge Yero lo demuestra a casa paso (o pedaleo). Este vecino de Haedo es reconocido por sus pares deportistas que son mucho más jóvenes pero que siempre le terminan pidiendo que los acompañe en sus viajes. “Tuve un amigo que se puso una bicicletería en el barrio y él me fue enseñando todas las costumbres que uno desconocía”, reveló Jorge en charla exclusiva con Viví el Oeste.
Al principio, como todo joven, él realizaba varios deportes para mantenerse siempre en movimiento. Fútbol, básquet, gimnasio fueron algunos de los elegidos pero que fueron perdiendo lugar ante la amada bici. “La bicicleta me absorbió de tal forma que me alejó de las otras actividades”, relató Jorge. A pesar de ese amor desenfrenado, al principio pensó que la bicicleta sólo era utilizada para pedalear en fiestas patrias y que no había un entrenamiento detrás.

A través de su relato Jorge cuenta cómo fue creciendo el barrio. De las calles de tierra y los amplios sectores de campo en sus primeros días a la hiperurbanización del Oeste en este Siglo. Por eso también se unió a la causa de la Reserva Natural de Isla Verde. “Morón necesita descentralizar y no centralizar como vienen haciendo. Ojalá no construyan más edificios en el sector de la futura reserva”, pidió el hombre.
Jorge trabaja como masajista y eso le permite mantenerse en contacto con el resto de los deportistas. “Muchos se acercan para que les saque las nanas y todo eso me hace bien a esta edad”, aseguró. Además gran cantidad de jóvenes solicitan que él los acompañe a sus travesías por las calles y avenidas del Oeste. “Es muy peligroso salir solo por el tema de los robos y por eso salgo los fines de semana que veo a más gente”, agregó.
A sus más de 80 años, y tras recorrer las rutas de todo el país, elige sus propios horarios para salir. Él reveló que prefiere salir bien temprano hacia Luján o Jauregui para luego volver al mediodía y sólo “sufrir” ese último tramo de vuelta con altas temperaturas. “Un domingo sin bicicleta no es un domingo”, consideró.
El trabajo y la bicicleta lo mantienen ocupado pero aun así se hace tiempo para luchar por los que vienen detrás de él. Jorge es uno de los impulsores más activos del proyecto de construir una pista de ciclismo en la Reserva Natural Isla Verde. “La gente de Isla Verde ha trabajado mucho en el proyecto y nosotros vamos a respetar lo que nos digan porque la realidad es que muchos ciclistas no aparecieron para trabajar en esto”, concluyó.