Paihuen-co Sport es una pileta de Ituzaingo que hace medio año no puede abrir sus puertas por la cuarentena. El alto costo de mantenimiento llevó a sus dueños a agotar los recursos para seguir adelante y ahora piden para que la actividad pueda volver con protocolos sanitarios.
Los dueños de una pileta de Ituzaingo piden por la reapertura para poder sostener su actividad
Los clubes fueron uno de los sectores más golpeados durante la pandemia. La actividad deportiva, salvo la que se realiza al aire libre, se vio muy limitada por las medidas de distanciamiento social y muchos ya agotaron sus recursos para salir adelante. En esa problemática se encuentra Paihuen-co, una pileta privada de Ituzaingo cuyos dueños buscan salir adelante y proponen protocolos sanitarios para retomar la actividad.
La pileta arrancó hace más de 20 años en este distrito de la Zona Oeste y está a cargo de Valeria y Carlos. Al lugar asisten personas de todas las edades y uno los puntos fuertes que tiene es la parte de rehabilitación para jóvenes que tienen una discapacidad. “Trabajamos con muchos bebes porque es una pileta privada y eso favorece un montón la actividad con ellos”, detalló Valeria en la entrevista con Viví el Oeste.
El nombre del lugar es de origen mapuche. La palabra Paihuen significa lugar de paz mientras que co es agua, por lo que Paihuen-co, para sus dueños, es “Estar en paz en el agua”.
El ambiente familiar de la pileta generó que muchas personas se acercaran al lugar. Valeria afirmó que asistieron de lugares tan distantes entre sí como Flores y Francisco Álvarez. La pandemia le puso un punto y aparte a la actividad que busca como subsistir. “La pandemia nos mató directamente. Tuvimos que cerrar el 14 de marzo y, hasta ahora no pudimos hacer nada”, afirmó Valeria.
Valeria es profesora de educación física y se encarga de la parte pedagógica y la coordinación de la actividad de los empleados. Su marido, Carlos, es quien está al frente de la parte administrativa y quien le detalló a Viví el Oeste los altos costos de mantener una pileta en la actualidad.
“Una de las cosas más costosas que tenemos es el mantenimiento del agua”, recalcó Carlos. Paihuen-co Sport utiliza un sistema de cloración por sal para mantener sana la pileta y que genera el cloro adentro mismo del agua. “El cloro liquido o las pastillas de cloro no son 100% puras mientras que nuestro sistema es 100% efectivo y ningún virus pueda proliferar en el agua”, describió.
A este sistema se le agregan los equipos de ozono que potenciaron en la cuarentena y la incorporación de un equipo nuevo de ionización de agua. Estos costos, sumados a los servicios habituales de luz, agua y gas se volvieron insostenibles para la pareja. “Desde marzo no pudimos hacer frente al pago se servicios de gas y luz”, contó Carlos.
Paihuen-co Sport recibió durante 3 meses los planes ATP para hacer frente al 50% de los salarios. Sin embargo, los planes que recibieron no eran para todos los empleados y sus dueños debieron buscar alternativas. “Hicimos frente con recursos propios que ya se agotaron y recursos de la familia para hacerle frente al sueldo del personal”, afirmó Carlos.
El mes que viene la situación puede ser aún peor debido a que el natatorio no recibirá este plan. “Este mes no fue autorizado porque al ser por crédito tenes que tener algún tipo de ingreso y nosotros tenemos 0 ingresos desde que inició la pandemia”, explicó Valeria. Otra actividad que sufrió una fuerte baja fue la del gimnasio dónde asistían 50 personas mientras que hoy solo continúan 12 alumnos abonando la clase virtual vía zoom.
Ante esta situación, desde el natatorio presentaron los protocolos sanitarios para la vuelta a la actividad pero estos no fueron autorizados por el Municipio ya que en el AMBA continúa la fase 3 de cuarentena. Los protocolos presentados incluyen una cabina armada para sanitizar a los ingresantes, tótems con alcohol en gel y carteles con las explicaciones de las medidas sanitarias para padres y alumnos.
“El agua no contagia por tener cloro”, detalló Valeria mientras agregó que muchos chicos que sufren una discapacidad necesitan volver al agua. Desde el natatorio marcaron las distancias que hay que tener dentro del espacio además de exigir el uso de barbijos en todo momento, salvo mientras se realice la actividad. “Estamos esperando, no tenemos más recursos y no tener trabajo durante 6 meses nos aniquiló”, afirmó Valeria para finalizar la charla.