En las últimas semanas, los vecinos de Ituzaingó pudieron presenciar diversas manifestaciones en el centro de la localidad con vecinos autoconvocados que expresan en sus carteles “#Bastadefalsassoluciones”. Su objetivo es reclamar por el proyecto de industrialización animal que propone el gobierno Nacional.
En diálogo con Viví el Oeste, Héctor Guzman, uno de los vecinos que encabeza las protestas, explicó que decidieron volver a manifestarse cuando el pasado mes de julio salió a la luz que el gobierno estaba negociando el mayor proyecto de industrialización animal de la historia de nuestro país”.
Hector explica que el contexto pandémico hizo que “nos cuestionáramos las formas de movilizarnos a las que acudimos habitualmente: viajar a Capital Federal, ir a Plaza de Mayo, al Congreso, etc. Comenzamos realizando difusión por redes sociales y cuando surgió la necesidad de salir a la calle, no lo dudamos”.
En su caso, empezó a incursionar como activista cuando empezó a capacitarse en permacultura, un movimiento nacido en Australia hace 30 años como agricultura permanente. “Fue en 2015, que se estaban degradando los ecosistemas, la biodiversidad, entonces empecé a ver el tema de agroecología aprender sobre técnicas para ser más sustentable, empecé a participar de talleres y cursos de cómo a hacer un jabón con aceite reciclable, termotanque solar, talleres de huerta, de compost”.
Así se unieron los grupos locales Voicot Zona Oeste y Rebelión o Extinción Zona Oeste y seconvocaron para encontrarnos en la Plaza 20 de Febrero, llevar carteles, volantes informativos y realizar “semaforeadas” es decir, exhibir los carteles a los autos cuando el semáforo está en rojo, teniendo en cuenta los protocolos de precaución y cuidado.
“La iniciativa surgió de dos compañeras con la idea de afianzar los grupos locales y tuvo resultado. Comenzamos siendo 6 y en la movilización del 31 de Agosto fuimos 50. Si bien consideramos que en algunos casos es fundamental resistir en el lugar de los hechos, también es importante descentralizar y tener más puntos de visibilidad, por ende, más difusión” suma el vecino.
Las alarmas sonaron cuando el 6 de julio de este año la cancillería argentina difundió la comunicación entre el Ministro de Relaciones Exteriores y Culto, Felipe Solá, y el ministro de Comercio de la República Popular China, ZhongShan, anunciando“asociación estratégica” entre ambos países, referida a la producción de carne porcina.
El objetivo era producir 9 millones de toneladas de carne porcina de alta calidad (14 veces el total de lo producido por el país en todo el 2019) y darle a China seguridad de abastecimiento durante muchos años”.
Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) para el 2050 el consumo de carne aumentará 78%, y para abastecerlo será necesario deforestar 600 millones de hectáreas (dos veces Argentina). Además, identificó al consumo de animales como la principal causa de expansión de enfermedades zoonóticas.
Hector explica que “el acercamiento por parte de China se debe a que dos años atrás, el país asiático sufrió un fuerte brote de Peste Porcina Africana (PPA) que golpeó terriblemente a la producción porcina. Para frenar la propagación, más de 200 millones de cerdos fueron enterrados vivos”.
El potencial pandémico de la actual gripe porcina fue advertido por la Organización Mundial de la Salud y ante la imposibilidad de controlar esta situación en su el gobierno chino de autorizó a muchas de sus empresas a invertir en otros territorios.
“No podemos aceptar que, en nombre de la reactivación económica o en el altar de las exportaciones, la Argentina se convierta en una factoría de cerdos para China” suma el activista a la vez que alerta: “Los criaderos industriales de animales ilustran un modelo agroindustrial cruel e insustentable que no sólo genera focos de contaminación en el plano local y regional sino también se convierten en incubadoras de nuevos virus”.
Los movimientos también reclaman por la Soberanía Alimentaria ya que el actual modelo, busca “generar ganancias para unos pocos actores económicos. Es un modelo que produce deforestación, incendios, contaminación, y que tuvo su auge con la entrada de la soja transgénica en nuestro país”.
“Nuestras tierras ahora no solo estarán ocupadas por los granos transgénicos y el veneno que se les aplica sino también por los galpones que encierran a esos animales, que luego terminan exportándose, mientras la producción alimentaria local, de economías regionales y producción de alimentos sanos, sigue marginalizándose” se queja.
#Bastadefalsassoluciones habla de cómo, ante la inestabilidad económica, suelen aparecer grandes proyectos económicos como este de China, que se presentan como “la salvación a nuestra miseria y prometen un desarrollo que nunca termina llegando”.