El escultor oriundo de Tres de Febrero, Alejandro Marmo instalará este jueves, en Salerno, en el Sur italiano, la escultura Diego iluminado, con la que homenajeará a Diego Maradona en el primer aniversario de su fallecimiento a través de una obra de luces e hierros que recuerda al ex futbolista, “un soñador mucho antes de ser un campeón”, al tiempo que apuesta por evocar a “los pibes anónimos y la pasión de las periferias”, como define el artista.
Homenaje a Maradona en Italia por el artista Alejandro Marmo
La obra del artista oriundo de Tres de Febrero, comenzará una muestra itinerante por el Sur de Italia para homenajear a Maradona a un año de su muerte.
La obra, una silueta de dos metros de altura con el rostro y torso de Maradona que fue desarrollada con el patrocinio de la Embajada argentina en Italia, es parte de un horizonte de trabajo con el que se buscan reforzar los lazos y puentes culturales entre los dos países y para el que la llegada del Diego iluminado es solo el primer paso, porque Marmo prevé otros puentes trasatlánticos más allá de Maradona, como el proyecto de construir la iconografía de Raffaella Carrà.
El escultor nacido en Tres de Febrero en 1971 es el autor de la escultura de Evita sobre la Avenida 9 de Julio y el único argentino con obras emplazadas en los Museos Vaticanos. La obra que inaugura en Salerno es un homenaje al “pibe de oro” y se inscribe en “los últimos 100 metros de kilómetros y millas de trabajo silencioso” que el escultor viene haciendo “desde aquel chico que fue al aeropuerto de Fiumicino y dejó finalmente su sueño, una obra en el aeropuerto”, como evoca en clave autobiográfica el propio Marmo a propósito de su obra El abrazo, emplazada en la Terminal 3 del Aeropuerto de la capital italiana.
A horas de la instalación de Diego iluminado que se hará este jueves a las 18 locales (13 de la Argentina), Alejandro Marmo plantea que “el abordaje de este proyecto” sobre la figura de Diego Armando Maradona “tiene que ver con una lectura sociológica de la época”. Se refiere a que “el Diego iluminado es la síntesis de una puerta o balcón a una realidad que tenga un paisaje esperanzador, al ‘pibe de oro’, ese pibe anónimo. No tiene que ver tanto con lo pictórico sino con despertar el entusiasmo al sueño”.
La dimensión sociológica, más allá de lo deportivo, aparece tras las consultas sobre la devoción que genera la figura del autor del mejor gol de la historia de los mundiales de fútbol en países pobres como Bangladesh o en símbolos de rebeldía a nivel global.
“Diego será irrepetible. Lo que sucede es que esa estampita que dejó, que puede ser comparable salvando las distancias con esa estampita de Jesús que se rebelaba frente a los poderosos, tiene que ser un anclaje cultural para despertar el entusiasmo en los descartados”, dice Marmo.
Entra así en escena una de las dialécticas centrales de la obra de Marmo, la de centro-periferia, evocada en ese ida y vuelta por sus obras, como las dedicadas a diversos personajes populares y emplazadas desde el corazón de la ciudad de Buenos Aires hasta barrios marginados como Villa La Cárcova.
Así, la obra que se emplazará en Salerno muestra también “cómo es permanente esa usina de sueños que representa la periferia, para decirlo desde un abordaje antropológico”, sostiene el artista para quien “las periferias son las que transforman a la sociedad. Desde ahí emerge el Diego iluminado ”.
Es en esas coordenadas que Marmo desarrolla la escultura maradoniana: “Esta obra apunta a leer esos ‘Diegos iluminados’ anónimos, a esos héroes anónimos que nunca van a ser Maradona ni tendrán su iluminación, pero sí el entusiasmo y esa estética de la lucha. Por ahí va el Diego iluminado: en despertar la lucha de quienes transitan esas realidades”.
Para el artista, en un juego sobre el título de la obra: “La verdadera iluminación de Maradona no tuvo que ver con el Diego consagrado, con el campeón del mundo, en el 86, o en Barcelona. Desde mi óptica tiene que ver con esa valoración que hacía de los padres; con el esfuerzo de los padres por llevarlo al potrero, de creer en que esa realidad era una circunstancia que había que enfrentar, que había que salir de la pobreza, que había que tener el código de la amistad”.