Un día como hoy, pero de 1987, el entonces Papa Juan Pablo II visitó por segunda vez el Oeste luego de su paso de 1982 y propició el evento más multitudinario de la historia del Mercado Central, ubicado en la localidad de Tapiales y al este del partido de La Matanza.
A 38 años de la misa de Juan Pablo II en el Mercado Central y su descanso en Tapiales
El entonces Papa lideró un acto ante más de 300 mil jóvenes trabajadores en el popular espacio y generó una movilización sin precedentes en La Matanza.
El sumo pontífice había arribado al país cuatro días antes para presidir la Jornada Mundial de la Juventud y una de sus paradas fue el populoso predio situado a la altura del kilómetro 16 de la Autopista Teniente General Pablo Riccheri, por lo que la preparación demandó un despliegue de logística pocas veces visto.
En el lugar estaba prevista una misa de obreros y varias horas antes los accesos ya estaban colmados de fieles que se acercaban caminando, debiendo en consecuencia refaccionar una de las habitaciones de la histórica "Chacra de los Tapiales" con el fin de que el líder de la Iglesia Católica pueda acomodarse y descansar.
Tras arribar en el papamóvil saludando a los asistentes, llegó a la capilla instalada en la entrada del predio y brindó un cálido discurso apuntado a remarcar la importancia de los trabajadores como personas y no como engranajes de un sistema de explotación, además de la importancia de la labor como ordenador de la vida personal, familiar y social: se estima que lo escucharon 300 mil personas.
Algunas de las palabras de Juan Pablo II en el Mercado Central
“Son conscientes de que cuando el mundo socio-económico se organiza en función exclusiva de la ganancia, las dimensiones propiamente humanas sufren detrimento. Ello puede llevar al desinterés por la calidad del trabajo y perjudica la tan deseada cohesión y solidaridad entre los obreros. Algunos pretenden que el único propósito de vuestra vida sea el dinero y el consumo”, sentenció el santo padre aquella tarde del 10/04/1987.
A su vez, añadió que "sería una pena" que "faltase la solidaridad entre los trabajadores" y apuntó contra quienes, "desde su posición ventajosa", "se atribuyen derechos" mientras que "las condiciones laborales se vuelven degradantes" o "crecen los abusos y la arrogancia" para con los de abajo.