A partir del 2 de enero de 1969, la antigua línea 22 pasó a denominarse 643 y así arrancó la era de uno de los colectivos más queridos del Oeste a mediados y finales del siglo XX, que incluso al día de hoy se resiste a morir gracias al trabajo de un grupo de fanáticos.
El 643, uno de los colectivos más queridos del Oeste que se resiste a desaparecer
Esta antigua línea funcionó casi 30 años entre Morón, Ituzaingó y Hurlingham y recorría alrededor de 30 kilómetros, siendo una de las mejores de su época.
Este servicio solamente circulaba por el entonces gran partido de Morón, uniendo el centro de la localidad cabecera con sus pares de Ituzaingó, El Palomar, Haedo, Villa Tesei y Hurlingham y siendo fundamental para el desarrollo de barrios como Villa Club, Gaona, Villa Ariza y San Alberto, por ejemplo.
Uno de los motivos esenciales de su nacimiento fue la icónica fábrica Schcolnik, asentada en un terreno de 40 kilómetros cuadrados al lado del Arroyo Morón y que llegó a emplear alrededor de 1.400 trabajadores que debían ir y volver todos los días. Esa planta también impulsó la creación de Escuela Primaria número 19 y, por ende, aumentó la demanda del transporte.
Administrada por la empresa General San Martín Sociedad Anónima de Transporte (SAT), tocó su pico en la década de 1980 y principios de los 90´ ya que poseía la flota más actualizada de todas las líneas comunales moronenses: incluso algunos de sus internos se renovaban a los 36 meses como máximo, según la revista especializada BusARG.
Sin embargo, desde 1995 en adelante la compañía empezó a experimentar numerosos problemas financieros que la terminaron por vaciar por los siguientes tres años y, pese a que los propios empleados trataron de formar una cooperativa para salvarla, un embargo los dejó con tan solo 18 unidades operativas. Posteriormente, la concesión fue revocada y lo que en un momento solo fue éxito se transformó en quiebra.
Los fanáticos del Oeste que mantienen vivo al 643
Más allá de que la no existe más hace 30 años, muchos de sus fanáticos se las ingenian para mantener viva su memoria tanto en el plano imaginativo como material. Y Mario Gabriel González, sobrino de uno de los antiguos choferes de la línea, se puso al hombro dicha meta.
Para ello, restauró un Mercedes Benz LO-1.114 con la paleta de colores original del 643 (azul, blanco y negro con vivos rojos y amarillos) gracias al contacto con otros entusiastas y ya se lo puede ver por las calles de su antiguo trayecto de vez en cuando, rememorando sus tiempos de esplendor.