El Oeste es una zona que tiene un estrecho vínculo con los trenes, tanto a nivel cultural como social, económico y político. Sin ir más lejos, de las ocho líneas interurbanas que tiene la Provincia de Buenos Aires, cinco pasan por acá: Sarmiento, San Martín, Belgrano Sur, Roca y Urquiza.
El estrecho vínculo del Oeste con el Día del Ferrocarril
Cada 30 de agosto se conmemora el Día del Ferrocarril en la Argentina y la región tiene mucho que ver. Historia, lazos y fundaciones en torno a este vínculo.
A su vez, la primera línea férrea en la historia del país, inaugurada el 30 de agosto de 1857 y razón por la que hoy se conmemora el Día del Ferrocarril, fue el Ferrocarril Oeste (hoy Tren Sarmiento) entre la estación Parque (actual Teatro Colón) y el barrio porteño de Floresta.
Pero la historia no termina ahí, ya que muchas de las localidades de la región nacieron gracias a la llegada de las paradas ferroviarias. Isidro Casanova, San Antonio de Padua, Haedo, González Catán, Paso del Rey y Castelar son algunos de estos casos.
Un párrafo aparte merecen tanto Moreno como Ramos Mejía: la primera tiene el honor de ser la ciudad pionera de toda América del Sur en recibir a un tren que cruza por el cauce de un río (el Reconquista), mientras que la segunda tuvo a la primera parada ferroviaria instalada fuera de los límites de la actual Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).
Dos ramales muy particulares del Oeste
El primero es el que unía Castelar con Puerto Madero, inaugurado en 1997 y que permitía unir a esta zona del Gran Buenos Aires en alrededor de media hora, pero que fue suspendido en 2008 debido a la peligrosidad de las filtraciones y posible descarrilamiento o derrumbe en el famoso túnel "1912" (que está antes de llegar a Once).
Con solo dos estaciones intermedias, también tuvo una breve extensión hasta Merlo antes de discontinuarse. Empezó con seis frecuencias diarias y vagones con cafetería y teléfono, pero la crisis del 2001 hizo que estos últimos se sacaran y eventualmente los recorridos se redujeron a solo dos antes de su cancelación.
El segundo es uno que aún sigue en actividad: el Haedo-Temperley. Recibió muchos apodos a lo largo del tiempo y la fama de ser uno de los más peligrosos del Conurbano Bonaerense. Incluso, algunos pasajeros contaron que entre Kilómetro 34 y Juan XXIII algunos ladrones quemaban neumáticos en la madrugada para obligar al servicio a detenerse y ahí abordar los vagones para robarles.