Por lo general, las plazas que se encuentran frente a las estaciones ferroviarias tienen el propósito de tornarse una prolongación del andén y ser el lugar de espera, de bienvenida y despedida. En el partido de Morón, zona oeste del Gran Buenos Aires, ese lugar de encuentro es, sin duda, la Plaza La Roche.
Historias en el oeste: cómo nació la Plaza La Roche de Morón
En 1859, el ferrocarril llegó a Morón, que por entonces era un poblado rural con pocas casas en torno a la plaza central y ranchos dispersos. El propietario de buena parte de esos terrenos donde se estableció la estación era el molinero y empresario francés Augusto La Roche.
Ya en la década de 1880 contó con calles pavimentadas que la rodeaban y en las que se instalaron varios negocios. Hasta comienzos del siglo XX, la llegada de un tren constituía un importante hecho social y la sociedad aprovechaba para mostrarse en el andén, que era un punto de reunión y paseo.
La Roche cedió al Estado municipal manzanas a ambos lados de la estación. Del lado norte se encontraba el playón de maniobras de las locomotoras y un amplio espacio arbolado que se utilizaba para ferias y remates de ganado. Subsistió hasta la década de 1940 y luego fue subdividida.
La plaza del lado sur fue la que se convirtió en la puerta de entrada al pueblo de Morón, tuvo un perfil más social y estaba delineada con canteros, árboles y senderos en la década de 1860. Desde entonces, este espacio público frente a la estación se perfiló también como un centro de transferencia de pasajeros, de un medio de transporte a otro.