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Juan Pablo, el aeronáutico del Oeste que canaliza su fanatismo haciendo ferromodelismo

Pese a trabajar en el transporte aéreo, su pasión está en los rieles y dedica a hacer maquetas en su casa de General Rodríguez con material descartable.

Juan Pablo Colombo es del Oeste y trabaja en el ámbito aeronáutico, pero su pasión está en otro tipo de transporte: el ferroviario, y es por eso que le dedica cada tiempo que pueda hacerse en su humilde casa del barrio Figueroa Alcorta de la localidad de General Rodríguez, muy cerca del Acceso Oeste.

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En una conversación exclusiva con Viví el Oeste, el hombre de 46 años describe su hobby como ferromodelista y su pasión por los trenes impulsada principalmente por su abuelo, que supo ser trabajador del Tren Urquiza: "Uno se sube y te sentís protegido, cómo si estuvieras viajando dentro de un búnker. Me da la misma o más seguridad que incluso un avión".

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A su vez, explica las diferentes escalas que existen en el rubro y cuáles son sus proyectos a futuro, además de todos los materiales que "sobraban alrededor suyo" y aprovechó para adentrarse en el armado de maquetas a escala pequeña y mediana. Lo pueden encontrar en Facebook como "JP-MakeTrains" y en Instagram como @juan_pablocolombo.

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LA PERLA LARGO
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Cómo trabaja el ferromodelista de General Rodríguez

- ¿Cómo y cuándo empezaste con el ferromodelismo y con qué materiales lo hacés?

Esto se me despierta a mí cuando era niño. Tengo la experiencia haber tenido mi abuelo que era ferroviario y siempre de chico dibujé los trenes y tuve la juguetes comerciales de la época, pero grande lo empecé a mirar con otro ojo. Cuando ya tenía una actividad que me permitió hacerme un espacio y un billete como para poder acceder a herramientas, empecé a empaparme un poco más. Estoy hablando de 2018, aproximadamente, cuando arranqué comprando kits para armar los modelos. Estudiando un poco cómo eran las partes y demás, dije: "Esto lo puedo hacer yo en algún momento". Entonces lo empecé a mirar siempre con un ojo artístico y no comercial, pues la intención no es vender lo que hago. Los materiales que uso son se descarte, como madera o fibrofácil, la pinza que todos tienen en su cajita y un poquito de mechas copa. Todo con material reciclado de corte doméstico, que ya no usa la gente. Con lo que sobraba alrededor mío arrancaba a cortar, armar y ensamblar. La escala con la que hago todas las maquetas es la de 1:26.

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- ¿Cuántas escalas hay en el rubro? ¿Te gustaría ir a una más grande, quizás o más compleja, o estás bien por ahora en la de 1:26?

Hay varias. Tenés la H0 y la N, que es más chica todavía, y después pasan a otras que son de uso americano o europeo. Me gustaría lograr una escala mayor porque no tengo un interés comercial ni la intención de recurrir a herramientas y materiales más delicados. Por ejemplo, irme a una 1:15, 1:16 o 1:10, que ya es una locura. Para darte una idea, estamos hablando de un modelo que tiene el largo de una cama. El problema que me encuentro es el espacio de almacenamiento. Para hacer una locomotora en esa escala ya tienen que tener una buena mesa de trabajo y silla porque le dedicás horas, sino terminás enfermo al mes que arrancaste.

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Su pasión por los trenes

- ¿Qué te gusta más hacer: locomotoras o coches?

Me gusta todo lo que está relacionado al mundo ferroviario. Siempre me despierta artísticamente la pasión por hacer algo ferroviario. No tengo modelos favoritos. Hice el camión cisterna y el auto rojo de la película "Reto a muerte" porque me gustó y me lo puse en la cabeza en su momento. Sí tengo en mente hacer un colectivo y unos camiones y autos. El tema es que depende del tiempo teniendo en cuenta que es un hobby. Mientras me de el tiempo, la vista y el físico, iré avanzando, pero todo lo hago a gusto. Arranqué con la ALCo RSD-16, que es una locomotora muy conocida acá en el Tren Sarmiento. La mayoría de las que dice anduvieron acá las tengo tatuadas en el cerebro. Tengo una la G22 en proceso de terminar y una del Tren San Martín, que le dicen "la canadiense" o la "doble pechuga". Después hice una a vapor del Roca y vagones de carga. Ahora estoy trabajando en un furgón de correo, esos de antaño de los trenes de larga distancia que pasaban por la zona. Con ese me encontré con la dificultad de que es muy largo: tiene 98 centímetros. Ya se hace un poco difícil para moverte con él. Cuanto más avanzado es el tamaño, más espacio necesitás. Estoy entrando en la etapa de hacerle toda la parte baja, que son los bogies con las ruedas y el sistema de freno y amortiguación.

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- ¿Qué lo más lindo del tren o del ferrocarril para vos?

Depende con la mirada que uno lo perciba. En mi caso tengo un aspecto físico y visual que me atrae desde nene. Te fascinan ver esas cosas enormes que pueden ir de un lado al otro con ruedas al costado. Es una especie de placer visual. Y encima tuvimos la suerte de que en Argentina hay un montón de material rodante diferente. Somos un país "multimaterial" porque no nos tenemos que poner a construir material de otro lugar del mundo. En nuestro territorio tuvimos un montón de variedad y creo que no me van a alcanzar los días de vida para poder reproducir todo lo que se hizo. Y por otro lado tiene el valor emotivo de que vengo de una cuestión familiar que mi abuelo lo inculcó siempre. En las mesas se hablaba del tema ferroviario. Era algo recurrente escuchar anécdotas e historias familiares. También está el gusto de subirme al tren ya que es un medio en el que siempre me sentí seguro. Es un transporte robusto al que uno se sube y te sentís protegido, cómo si estuvieras viajando dentro de un búnker. Me da más seguridad que incluso un avión, que está lleno de normas. Son tres percepciones distintas que me llevan a que me guste en su totalidad.