El Departamento de Investigaciones Especiales de la Superintendencia de la Policía Federal Argentina (PFA) desbarató en los últimos días a una gran banda de narcos oriundos del Estado Plurinacional de Bolivia que "cocinaba" cocaína y la vendía en varios puntos del Oeste a través de minuciosas tareas de camuflaje y evasión.
Oeste: cayó banda de narcos bolivianos que cocinaba cocaína
Los traficantes hablaban en quechua y simulando que comercializaban conejos para ocultar su verdadero propósito criminal. Allanaron dos casas en el Oeste.
Las pesquisas comenzaron a principios del año pasado luego de numerosas denuncias recibidas por la comercialización de droga en el barrio El Tongui de la ciudad de Ingeniero Budge, razón por la que los detectives pudieron determinar a simple vista que una familia boliviana no sería ajena a estas maniobras debido a que recientemente acrecentaron sus patrimonios de forma muy notoria.
Así fue como descubrieron que el grupo estaba liderado por “Fausto” y su pareja “Rufina”, quienes tenían a su disposición una estructura bien conformada e integrada en su mayoría por sus hijos y familiares. Esto provocó la intervención de los teléfonos de todos los apuntados y el descubrimiento de una curiosa sorpresa.
La organización criminal mantenía todas sus conversaciones en quechua y simulando que en realidad se dedicaban a la distribución de conejos para no ser atrapados. Un traductor de ese dialecto colaboró con la fuerza y pudo establecer los roles de cada miembro y en qué lugares del Gran Buenos Aires tenían sus bunkers, dentro de los cuales se hallaban las localidades de La Reja, Moreno y Villa Celina, al este del partido de La Matanza.
A su vez, manejaba una "cocina" donde se lleva a cabo la última fase del proceso de elaboración de la cocaína en el municipio de Lomas de Zamora mediante el estiramiento con precursores químicos de la pasta base para posteriormente traficarla.
Con toda la información recabada, el Juzgado Federal número 1 de Lomas de Zamora encomendó llevar a cabo 19 allanamientos que permitieron desarticular la asociación ilícita y detener a las 10 personas que la componían, además del secuestro de 8 kilos de pasta base, más de cinco de clorhidrato de cocaína, tambores y bidones con precursores químicos para el estiramiento de la droga (ácido clorhídrico y sulfúrico, éter y acetona), una cocina industrial, un revolver con un calibre de 22 milímetros, dos autos, más de $2 millones, dólares y pesos bolivianos.