Este fin de semana, se llevará a cabo la 50° Peregrinación a Luján y al igual que todos los años en el Santuario de San Cayetano se proveerá de alimentos y bebidas a los peregrinos en el kilómetro 0. Alejandro, vecino del Oeste dialogó con este medio y brindó algunos detalles de cómo se preparan los colaboradores.
Peregrinación a Luján: la historia de Alejandro, vecino del Oeste que colaborará en San Cayetano
En el marco de la peregrinación a Luján, Viví el Oeste dialogó con Alejandro, quien participará en el KM 0 para proveer alimentos y bebidas a los peregrinos.
Alejandro, hace un tiempo que colabora en el comedor de San Cayetano y esta será su primera vez brindando asistencia en la peregrinación a Luján. "Ese día preparamos cosas que se puedan comer con la mano para los peregrinos y comida para los servidores, que son quienes colaboran en la organización", relató el vecino de Haedo.
Respecto a la organización el puesto, indicó que los colaboradores estarán desde temprano armando todo y que a partir de las 6:30hs estará abierto a los peregrinos, ya que "mucha gente parte hacía Luján el viernes por la noche". Además, detalló que la gran parte de las preparaciones que se realizan para ese día son donaciones que llevan peregrinos y parte de la comunidad a San Cayetano.
Si bien es la primera vez que Alejandro participará en el kilómetro 0, desde hace un año dedica su tiempo al comedor comunitario de San Cayetano, una labor que cambió su vida de manera profunda.
"Siempre tuve la idea de colaborar, de dar sin recibir algo a cambio", sostuvo y agregó que al ser comerciante decidió dar un giro a su vida al darse cuenta que quería contribuir sin esperar nada a cambio. El comedor, donde se preparan comidas para más de 700 personas, le dio la oportunidad de volcar su pasión por la cocina en una causa solidaria. "Me puse a cocinar al lado del cocinero, quien me enseñó a preparar comida para tantas personas, que es muy diferente a cocinar en casa", relató.
La conexión del Santuario de Liniers con el pasado de Alejandro
Tiempo después, el vecino del Oeste descubrió que su vida estuvo marcada por la parroquia desde su nacimiento. "Mis padres se casaron en San Cayetano, y tanto yo como mi hermano fuimos bautizados ahí. Mi hija mayor nació el 7 de agosto, el día de San Cayetano, y mi hija menor casi nace en esa misma fecha también. Todo esto lo fui descubriendo mientras colaboraba, y me emocionó mucho ver cómo todo estaba conectado", contó Alejandro con emoción.
Esta actividad le brindó a Alejandro un sentido de completitud muy profundo: "Me saca de mis problemas, me da una sensación de estar haciendo algo sin que nadie me lo pida. Estoy llenando algo que tenía pendiente en mi vida". Además, remarcó como aprendió a enfrentar desafíos emocionales en el comedor, como cuando ayudó a una persona con dificultades para hablar. "Le di de comer en la boca. Nunca había hecho algo así, pero esas pequeñas acciones son barreras que uno va superando y te llenan el corazón", agregó.
Por último, invitó a la comunidad a sumarse al comedor de San Cayetano, ubicado en Cuzco 220, donde siempre hace falta gente para colaborar, especialmente martes y jueves. "Quienes quieran ayudar pueden acercarse y hablar con Filomena, la encargada de recibir a los voluntarios. Siempre hace falta una mano", culminó Alejandro.