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A 76 años del inicio de la Plaza de Toros de Rafael Castillo, un lugar único en el Oeste

Este espacio supo reunir a las más importantes personalidades del espectáculo argentino y atraía visitantes de todas partes, pero apenas duró media década.

Cada 27 de abril se conmemora la inauguración oficial de la "Plaza de Toros" de la localidad de Rafael Castillo, al sur del partido de La Matanza, cuya apertura tuvo la presencia de una importante cantidad de figuras del espectáculo nacional de la talla de, por ejemplo, Fanny Navarro, la mujer más conocida del cine, teatro y televisión argentino.

Este icónico sitio fue edificado íntegramente con madera, poseía tablones y mampostería, tenía una capacidad para alrededor de 2 mil personas en el público y se ubicaba en las tierras de Sara Liliedal de Castillo, sobre una superficie algo menor a la de una manzana actual.

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De acuerdo al Centro de Estudios Históricos matancero (CEHLaM), en las gradas se encontraban el intendente de la Ciudad de Buenos Aires (todavía no era autónoma), Jorge Sabate, el hermano de la mismísima primera dama Eva Perón, Juan Duarte, y el conocido actor Pablo Palitos, entre otras personalidades destacadas.

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Las tribunas estaban pintadas de color negro y hechas en forma de escalones con el objetivo de mostrar un anillo perfectamente cerrado y similar al de las canchas de fútbol, sumado a que contaban con un burladero y carecían de una barrera protectora: toda esa estructura estaba sujeta por tornillos y en su construcción no se había usado ni un solo clavo.

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La Plaza de Toros de Rafael Castillo.

La Plaza de Toros de Rafael Castillo.

Antes del asfalto, en Rafael Castillo había muchos rodeos

Cuando la plaza se abría, los trabajadores se centraban en dos tareas principales, siempre ejecutadas a caballo. Una era esparcir minuciosa y parejamente entre acto y acto la tierra mezclada con arena y la otra fue regar un poco la pista para que luzca de la mejor manera posible.

Los testimonios de los espectadores aseguran que no se sacrificó ningún toro en sus instalaciones debido a que tal desenlace se prohibía por ley en todo el país. Sin embargo, la Sociedad Protectora de Animales decidió terminar con las corridas hacia 1953, apenas cuatro años y media década después de su inauguración, y así llegó el final de la icónica Plaza de Toros de Rafael Castillo.