Desde fines de la semana pasada, la empresa estatal Trenes Argentinos habilitaron al tránsito los nuevos puentes modulares de la localidad de Ramos Mejía, al norte del partido de La Matanza, una obra que generó muchas opiniones encontradas entre los vecinos debido a los cambios que trajo en el centro y los alrededores de la estación del Tren Sarmiento.
Ramos Mejía: así quedaron los nuevos puentes modulares
Los cordales habilitados hace una semana trajeron cambios en la fisionomía de Ramos Mejía tanto para bien como para mal, por lo que conviene repasarlos.
Uno de ellos es el traslado de la parada de la línea 166, que antes se detenía en la barrera de la calle Güemes y ahora lo hace una cuadra más al oeste, a la altura de la intersección de General Soler y Leandro N. Alem y debajo de la pista vehicular, pero sin refugio ni señalización clara.
Por su parte, otro de los más discutidos tiene que ver con el ingreso al cordal que permite cruzar desde el lado norte al sur, donde la curva es considerablemente corta y está muy próxima a un paso a nivel peatonal, al igual que en su egreso por la Avenida Rivadavia.
Respecto a esto último, el Municipio está en proceso de modificar los semáforos de esa bajada para adecuarlos al paso de los autos que vienen por el puente y evitar que se interpongan con el paso de los que circulan por la arteria principal, que también tiene colectivos y camiones de forma constante.
Cabe recordar que el nombre que recibieron las estructuras fue el de "Papa Francisco" y que su construcción estuvo a cargo tanto de la operadora ferroviaria como de la empresa Tandador, que también proveyó a los que ya están instalados en las ciudades de Ituzaingó, Merlo y San Antonio de Padua.
La velocidad máxima permitida para los que transiten encima de ellas es de 20 kilómetros por hora y está prohibido el paso de camionetas, ambulancias y cualquier otro rodado de gran porte.