Esta semana les propongo pensar junto con la Lic Antonella Robles la celiaquía, una condición que afecta nuestra salud y que nos pone frente a un nuevo escenario que debemos abordar.
La celiaquía es la intolerancia permanente al gluten, conjunto de proteínas presentes en el trigo, avena, cebada y centeno (TACC) y productos derivados de estos cuatro cereales. Esta intolerancia produce una lesión característica de la mucosa intestinal, lo que altera o disminuye la absorción de los nutrientes de los alimentos. La característica principal que define a esta lesión, es que se normaliza cuando se inicia la dieta sin TACC.
Se dice que la celiaquía es una condición autoinmune, es decir que el sistema de defensa de los celíacos reconocería como "extraño", al gluten, y produciría anticuerpos o "defensas" contra el mismo. Estos dañan la mucosa intestinal. Algunos síntomas pueden ir desde vómitos, diarrea, problemas ginecológicos, dolores de cabeza, hasta dermatitis. (fuente: asociación celiaca argentina)
Está enfermedad afecta predominantes, 3 áreas:
Área médico-clínica:
No todos los pacientes celíacos son sintomáticos. Y ¿cuál es la importancia de ésto? No es lo mismo plantear una dieta estricta sin gluten, a alguien que padece síntomas por su consumo, que a alguien que no lo padece. Imagínense ustedes que mañana, luego de un chequeo, reciben la noticia de que son celíacos. El médico les indica que tendrán que sacar de un momento para el otro (y para siempre!) de sus dietas: la cerveza, la pizza, las pastas, las facturas y cualquier otra cosa rica con gluten que se les venga a la mente. Al no presentar un síntoma específico, es mucho más difícil aceptar la dieta restrictiva, porque... ¿Con qué motivo voy a dejar de comer las cosas que me gustan, si yo no presento ningún síntoma, no me duele nada, no tengo ninguna alteración?
No hay alteración externa (visible), pero sí las hay internas.
Área psicológica
El vínculo que vamos a tener con esta enfermedad, dependerá mucho de cuál haya sido el vínculo que tuvimos hasta ese momento con la restricción, la prohibición y los límites. La comida no tiene el mismo significado para todos. Para algunos es una incomodidad y para otros es un placer.
La posibilidad de contaminación cruzada, nos enfrenta al desafío de aprender a disponer un espacio seguro para nuestra comida. Se imaginan ustedes estar comiendo ansiosos, perseguidos, preocupados por el hecho de que su plato no se contamine con alguna partícula de gluten, ¿Quién puede comer tranquilo de esa forma?
En sí, la celiaquía nos enfrenta a un duelo. Pero ¿qué duelamos?
Área Social:
En torno a la comida se reúnen muchísimas costumbres a las cuales vamos a tener que renunciar, al menos parcialmente. Y por qué digo parcialmente, porque en principio no tenemos por qué renunciar a juntarnos con nuestros amigos. Vamos a tener que renunciar a la idea de comer exactamente lo mismo que ellos, vamos a tener que renunciar a querer encontrar una cerveza que tenga el mismo sabor que aquella que tomábamos cuando podíamos consumir gluten, vamos a tener que renunciar a la ilusión de que los alimentos libres de gluten van a saber idénticos a aquellos que sí lo contienen, pero no tenemos por qué renunciar a la pasta de los domingos, al asado y a la pizza, a la reunión social…tenemos que aprender a convivir con nuestra enfermedad: renunciar-aceptar, suplantar-convivir.
Un plus, ¡que no suma!
Los alimentos logueados sin tacc, son muy caros al ser comparados con la canasta básica de consumo. Esto también imprime una complejidad a la enfermedad celiaca, ya que su tratamiento es la dieta libre de gluten y los alimentos que aseguran ser aptos son de un valor, en ocasiones, desmedido.
En cuanto a la celiaquía en los niños es importante hablar con ellos sin miedos, no ocultarles su condición, y poder acompañarlos, sostenerlos con su angustia, frustración o enojo. Entender que estas emociones posiblemente sean necesarias para tramitar lo que les está ocurriendo, y es necesario que circule la palabra sobre el tema. Buscar ayuda y también brindar información a la familia, amigos, colegio o instituciones en donde acuda el niño. Hablar sobre el diagnostico va a permitir contener al niño y también brindar información sobre los cuidados o dieta que precise.
Mostrarle al niño, la importancia de mantener las indicaciones médicas, informarlos sobre lo que ocurre en su cuerpo, y acompañarlos en buscar hábitos saludables para mejorar su calidad de vida y porque no los de la familia o amigos también. Es importante que los padres también busquen su contención, es un momento difícil también para ellos y para sostener a los niños y acompañarlos en esta aceptación los papas necesitan estar tranquilos, fuertes y acompañados por amigos, familias o terapia si es necesario. Busquen el momento propicio para hablar del tema, que no sea con la tv prendida, o justo cuando estan por irse a trabajar, por ejemplo. Sino que busquen el dia y el espacio para hablar de lo que les esta ocurriendo. A la hora de informar el diagnostico pueden apoyarse en algunos cuentos que hablen del tema, como El regalo de Lola, Celia y la fiesta de las galletas, entre otros.
A partir del diagnóstico, todo es un proceso y conlleva un duelo, con sus etapas, negación, enojo, tristeza, y aceptación. ¡La información favorece el diagnóstico, y el diagnóstico es el primer paso hacia la salud!
Lic. Antonella Robles,
MP. 84999.
@psin_gluten
Lic Roxana González
MP83089
@roxanagonzalezpsicologa