Un día como hoy, pero de 1923, la historia del Tren Sarmiento, que por entonces todavía se llamaba Ferrocarril Oeste (FCO), logró un avance fundamental que cambió su rumbo para siempre: la electrificación de su servicio, erigiéndose como el segundo a nivel nacional en concretarlo detrás del ramal Retiro-Tigre de la actual Línea Mitre.
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Aquel 30 de abril de 1923 se dio un hito fundamental en la historia del antiguo Ferrocarril Oeste al convertirse en el segundo del país con tracción eléctrica.
Estos últimos podían transportar 64 pasajeros de primera clase y 88 de segunda, mientras que los restantes llevaban un máximo de 69. Ese primer tercer riel instalado tenía una tensión de 300 voltios y provocó la elevación de los andenes a unos 1,10 metros sobre el nivel de las vías en las 13 paradas del recorrido.
La alimentación era posible por la construcción de una usina de siete calderas cercana al Río de la Plata donde se tomaba el agua para sus condensadores, que permanecían vinculados por 116 kilómetros de cable y 70 hilos telefónicos de manera subterránea, y de otras cuatro subusinas en la cabecera porteña y las estaciones de Villa Luro, Castelar y Moreno.
La Primera Guerra Mundial retrasó la electrificación del Ferrocarril Oeste
Tras el estallido del conflicto bélico en julio de 1914, la producción de las grandes potencias se volcó decididamente al armamento y demás cuestiones armamentísticas, por lo que el caudal de insumos de las naciones menos industrializadas resultó disminuido: esto impactó en la obra de la electrificación del FCO, demorando los trabajos por falta de elementos ferroviarios fabricados mayormente en Inglaterra.
Por ese motivo, el Ferrocarril Central Argentino (hoy Tren Mitre) le "ganó de mano" y se transformó en el primer tren eléctrico del país, contando con su apertura el 24 de agosto de 1916.