El Laboratorio de Políticas Educativas (LPE) de la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR), que fue creado hace muy poco tiempo, publicó durante la semana pasada un informe que asegura que la cantidad de jóvenes de bajos ingresos que asisten al sistema universitario argentino se triplicó en los últimos 30 años.
Según la UNAHUR, se triplicó la cantidad de jóvenes de bajos ingresos en universidades
El dato es acompañado por el descenso en la proporción de personas de 18 a 24 años que provienen de familias ricas y asisten al sistema universitario argentino.
El estudio revela que la cantidad de personas de 18 a 24 años que provienen de familias vulnerables (calificadas como Quintil 1) y asistían a una institución superior era de apenas el 8,3% del total de la matrícula del país en 1996, pero que en 2023 pasó a ser el 21,2%.
En tanto, los del Quintil 2 aumentaron del 12,9% al 34% y los del Quintil 3, que ya son de "ingresos medios", crecieron a un ritmo más moderado (del 25,6% al 37,2%), mostrando una notoria paridad con los niveles inferiores de acuerdo a los datos de la Secretaría de Políticas Universitarias del ex Ministerio de Educación de la Nación.
A su vez, la entidad del Oeste aseguró que la proporción de jóvenes estudiantes con un grupo familiar de clase media-alta o alta (Quintil 4 y Quintil 5) descendió de forma notoria hasta llegar en la actualidad, donde representan el 20,3% y 17%, respectivamente, del total contra el alrededor del 61% de hace tres décadas.
Las conclusiones que presentó al UNAHUR
"La información sobre el nivel educativo de los progenitores suministrada en los Anuarios Estadísticos indica que la composición de la matrícula de las universidades del Conurbano contiene una porción sensiblemente mayor de primeros universitarios, como así también de alumnos cuyos padres y madres solo alcanzaron a finalizar la escuela primaria y/o no lograron terminar la secundaria", sentenciaron al respecto desde la casa de altos estudios con sede en la localidad de Villa Tesei.
Por su parte, agregaron que la "cercanía geográfica" de las personas en relación a los establecimientos "reduce costos personales directos (transporte) e indirectos (tiempo) posibilitando la dedicación a tareas domésticas y mayor amplitud laboral".