Un 10 de marzo, pero de 1958, se producía la mayor tragedia aérea en la historia del Oeste: un avión de caza militar se estrelló en pleno Castelar Sur, se deslizó por cuatro cuadras y mató a alrededor de 10 vecinos, incluyendo a una niña y un bebé de 1 año y medio que pasaban por ahí.
Los habitantes pioneros de la zona recuerdan este hecho como el más traumático que les tocó atravesar en el barrio, ya que afirman tener la imagen grabada para siempre en sus retinas de partes humanas, cadáveres, casas destruidas y gritos de desesperación por toda la calle José Maison.
El protagonista de este lamentable hecho fue un Gloster Meteor FM K-4 con matrícula I-087, que era piloteado por el experimentado César Piñón. Estas aeronaves llegaron a la Argentina como un "regalo" de la Fuerza Aérea Británica por la asistencia del Gobierno nacional tras la Segunda Guerra Mundial en materia de alimentos.
Despegó de la Base Aérea de Morón hacia las 11:30 horas de ese lunes y solo cinco minutos después ocurrió el fatídico siniestro: cayó a la altura de la Avenida del Libertador y finalizó su recorrido en la esquina de Gobernador Dardo Rocha y Almafuerte, dejando atrás de él una escena digna de una película de terror.
Según el Instituto y Archivo Histórico Municipal, la primera de las muertes que dejó fue la de un obrero, que nunca pudo ser identificado, que efectuaba reparaciones bajo un poste de luz localizado justo en el cruce donde el Gloster tocó el suelo. Después, una mujer polaca de 59 años llamada Teófila de Abramson fue aplastada mientras estaba en su vivienda de Libertador al 789.
La siguiente pérdida fue doble y la más conmovedora de todas. La adolescente Leonor Camila Minolletti (13) caminaba con su pequeño hermano de 1 año y 6 meses en brazos por Maison cuando el avión lamentablemente alcanzó a ambos. Volvían de hacer un mandado a su domicilio de Rosasco 2.182.
Luego, los jóvenes Rodolfo Augusto Ferreira (13) y Samuel Alberto Rott (15) perdieron la vida esperando que sus hermanos menores salieran de la actual Escuela Primaria número 17 "General Don José de San Martín", el primero a bordo de su bicicleta. Por su parte, al segundo lo golpeó uno de los postes de luz arrancados por la aeronave.
Las siguientes víctimas fatales identificadas eran todas mujeres: Armida Zunino de Tibone (60), Haydeé Mandarini de Murias y Teófila Fritz, cuya edad no fue reportada. El piloto también murió debido a que la posiblidad de eyectar era imposible.
La prensa de entonces registró esa cantidad de decesos, aunque los vecinos aseguran que el número podría llegar hasta los 15 ya que hubo varios desaparecidos. Dos dotaciones de bomberos, personal de la Comisaría Tercera y médicos de los hospitales Interzonal General de Agudos "Profesor Doctor Luis Güemes" de Haedo y el de Morón asistieron a los heridos, en tanto que el por entonces Ministerio de Aeronáutica de la Nación se hizo cargo de todos los velatorios.
Existen dos hipótesis acerca de lo que provocó semejante tragedia, aunque ninguna de ellas pudo ser comprobada. La primera es que César Piñón intentó girar 360 grados al avión sobre su eje a una altura muy baja y eso hizo que pierda el control. La segunda sostiene que el Gloster sufrió una explosión pocos segundos después de despegar y quedó dado vuelta antes de estrellarse.
La única certeza es que la tragedia pudo ser todavía peor si se producía unos escasos minutos más tarde porque faltaba poco menos de media hora para que los alumnos de la Escuela 17 pertenecientes al turno mañana salgan, situación que hubiese significado una auténtica masacre.
Una gran comitiva de vecinos de Castelar se organizó para pedir el traslado de la Base Aérea a otro lugar y el propio intendente de Morón, Abel Costa, los apoyó. Sin embargo, el ministro Jorge Landaburu desechó esa posibilidad debido a que esta cumplía una función vital en la defensa de Buenos Aires.
A modo de recuerdo, una columna con una parte de aquel Gloster Meteor FM K-4 se colocó en el extremo de la Plaza General Manuel Belgrano donde pasó y sembró la muerte y el terror para Castelar Sur.