La Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de Morón y la Comisaría Tercera de la Policía Bonaerense detuvo a dos hombres por la búsqueda por esclarecer el ataque al médico de la localidad de Castelar ocurrido el pasado martes, 14 de enero, en el cruce de las calles Coronel Martín Paulino de Lacarra y Fray Justo Santa María de Oro.
El ataque el médico de Castelar tiene un detenido y sigue la búsqueda de sus cómplices
Uno de los responsables está tras las rejas gracias al seguimiento del celular robado, que fue vendido cuatro veces en nueve días. También hallaron una pistola.
Según las fuentes consultadas por Viví el Oeste, ambos arrestos se concretaron gracias a la cadena compra y venta que tuvo el Samsung S23 que le pertenecía al doctor, de nombre Santiago y que permanece internado en la Clínica Modelo moronense.
La primer pista se destapó tres días después del hecho, cuando dicho celular impactó con una nueva tarjeta SIM que llegó a manos de una mujer de 44 años. Su domicilio fue allanado el 20/1 y así encontraron el teléfono, mientras que la señora aseguró que lo había adquirido de un hombre oriundo de la ciudad matancera de Rafael Castillo.
El 21/1 los detectives se dirigieron a la casa de ese masculino y este les dijo que lo obtuvo mediante una transacción con otro vecino, cuya casa fue inspeccionada el 22/1. Allí, el dueño señaló a un joven llamado D.G. como el elemento primordial de la engorrosa cadena de comercializaciones.
Las dos detenciones en el Oeste que se desprendieron de la pesquisa
Cuando fueron a buscar al sospechoso, los efectivos lo vieron en la puerta de la vivienda con otro sujeto: ambos trataron de escapar cuando notaron la presencia policial, pero acabaron esposados minutos más tarde. La comitiva arrestó a D.G. bajo la imputación de "homicidio agravado criminis cause en grado de tentativa" y le incautó un Samsung Galaxy A05, aunque todavía sigue en la búsqueda de sus cómplices.
Por su parte, el que lo acompañaba trató de esconderse en un hogar lindero que tenía la puerta abierta y, para sorpresa de los oficiales, también era el lugar donde yacía una pistola con un calibre de nueve milímetros. Identificado como R.B., fue aprehendido por "tenencia ilegal de arma de guerra".