En el marco del Día Nacional de la Aviación Civil, el columnista Juan Ignacio Ponce Neyra repasó en Radio VEO a, quizás, la mayor exponente del rubro en todo el Oeste: Carola Elena Lorenzini, a la que por ese entonces se la conocía como "Paloma Gaucha" y dejó toda una huella en el partido de Morón.
Considerada junto a Jorge Newbery como una de las máximas exponentes de la aviación en la República Argentina, se convirtió en 1941 en la primera mujer en obtener el título de instructor de vuelo de toda la historia de América del Sur después de establecer el récord sudamericano femenino de altura en 1935.
Una carrera llena de proezas
A su vez, un año más tarde cruzó el Río de la Plata en un vuelo en solitario y compitiendo con su colega Isabel Gladisz desde el aeródromo local, en 1940 unió las por entonces 14 provincias del país en un solo periplo e incluso supo imponerse en un torneo frente a 12 pilotos hombres, lo cual le valió mucha envidia entre una profesión muy masculinizada.
Esto último le generó enemigos internos dentro del rubro que, sin saberlo, le costarían muy caro. Luego de aceptar hacer un vuelo de ostentación en la Base Aérea moronense ante un grupo de aviadoras uruguayas que visitaba la Argentina, le pidió al Aero Club de Seis de Septiembre el Focke Wulf "FW-44" que utilizaba habitualmente.
La tragedia en pleno Morón
Un instructor se negó a cederlo por aparentes celos a su figura carismática y popular dentro del deporte nacional, pero las autoridades lo presionaron y finalmente fue obligado a darle el avión. Sin embargo, no le entregó el original, sino un mismo modelo que en ese momento estaba en reparaciones desde hacía bastante tiempo.
Ello se sumaba al hecho de que se encontraba en un prolongado descanso del pilotaje, que regresó de manera especial por la insistencia de sus colegas y que sentía una enorme presión para impresionar a los presentes. Esta cadena de infortunios desembocaron en su lamentable deceso: cuando trató de volar invertida, la aeronave falló se precipitó al suelo, matándola casi al instante.
A sus jóvenes 42 años, Lorenzini se convirtió en una auténtica leyenda de la aviación argentina pese a su evitable y muy triste fallecimiento. Todos los aniversarios de esta fecha, las autoridades de la Fuerza Aérea Argentina (FAA) le rinden tributo en el lugar exacto donde tuvo el fatal accidente para que su legado nunca quede en el olvido.