Un 25 de diciembre, pero de 1856. se colocaba en el actual terreno del Hospital Italiano "Agustín Rocca" la piedra fundacional de la localidad de San Justo, la cabecera del partido de La Matanza y uno de los centros neurálgicos y de trasbordo más importantes de todo el Oeste y el Conurbano Bonaerense.
San Justo cumplió 167 años de vida
Un 25 de diciembre, pero de 1856, un grupo de propietarios y agricultores fundaban San Justo, un pequeño pueblo que hoy es de suma importancia para el Oeste.
Su historia comienza en el siglo anterior, cuando una de las chacras de mayor superficie del "cuartel primero" matancero fueron vendidas por Inocencio de Uriarte a Don Francisco Gutiérrez de Villegas, quien en 1813 se las entregó a su hijo, Justo Gutiérrez de Villegas, uno de los más entusiastas de urbanizar la zona.
Recién en junio de 1856, el vecino y representante de sus herederos, José Gorchs, propuso que el pueblo se erigiera sobre las 13 manzanas que actualmente rodean e incluyen a la Plaza General San Martín, aclarando que esta donación tenía por objeto brindar un servicio público debido a que también se construirían una municipalidad, una iglesia, un colegio y la administración de seguridad.
Los lotes entregados comprendían además el montaje de un cementerio, un mercado y un área residencial, por lo que para poder llevar a cabo las obras se requirió una suma aproximada a los 20 mil "pesos fuertes".
Todos estos trámites fueron aprobados el 5 de agosto de ese año y exactamente 142 días después se colocó la piedra fundacional de la eventual ciudad de San Justo, cuyo nombre quedó impuesto a pedido de los hijos de Justo Villegas. A la mañana siguiente, José Silveyra le envió una carta al ministro de Gobierno, Dalmacio Vélez Sarsfield, informando del trascendental hecho.
La misiva sostenía, entre otros aspectos, lo siguiente: "En el día de ayer ha tenido lugar la fundación del Pueblo de San Justo en este Partido de la Matanza, a cuyo acto asistí acompañado de los Alcaldes, Tenientes y vecindario del Distrito y porción de concurrencia, lo que dio lugar a que tuviere toda la solemnidad que el caso requería. Después de leída el acta y demás documentos, fue esta firmada por mi, fundadores de dicho Pueblo y Señores que aquel momento estaban presentes, al cual se colocó en una caja de plomo y depositada con su correspondiente piedra que designaba el nombre que llevaba el Pueblo de San Justo, cuya copia de la acta me permito adjuntar a V.E. para su conocimiento".