Un día como hoy, pero de 1962, el decreto firmado el año anterior por el entonces presidente Arturo Frondizi empezó a regir y, de esa manera, empezó el desmantelamiento definitivo de los tranvías en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), por lo que conviene recordar el único antecedente que existió en el Oeste.
El tranvía de Ituzaingó, un servicio inédito para el Oeste que todavía se puede ver
A 62 años del final de la red tranviaria porteña, conviene recordar el único antecedente de este medio de transporte en la región y sus aún visibles huellas.
Se trata de un servicio que nació el 24 de mayo de 1914 y unía la estación del Ferrocarril Oeste (hoy llamado Tren Sarmiento) con la actual esquina de las calles General Juan Lavalleja y Concejal Nicolás Defilippi, el cual buscó impulsar al incipiente pueblo de Santa Rosa que posteriormente se pasaría a denominar Ituzaingó. La concesión fue otorgada por un contrato de 20 años.
El boleto costaba 20 centavos por viaje y los tres coches habían sido comprados por los empresarios Nicolás Defilippi y Ramón Gómez a la Compañía de Tranvías Anglo Argentina (CTAA) debido a que estaban en desuso y con la particularidad de que eran tirados por caballos, además de poseer puertas corredizas y ventanas con cortinas. Ese tipo de tracción se mantuvo hasta 1928, cuando le instalaron un motor Ford para volverlo diésel.
En un primer momento, el recorrido partía de la mencionada parada ferroviaria y tomaba las arterias General Las Heras hasta General Alvear, doblaba en Coronel Olavarría y llegaba a la actual quíntuple esquina conocida popularmente como "Los Portones" para tomar Defilippi y terminar a la altura del 1.500, aunque años después lo ampliaron 150 metros con la intención de arribar a un horno de ladrillos y agregarle el trasporte de carga.
Por qué se disolvió el tranvía de Ituzaingó
Pese al estilo familiar y vecinal de esta prestación, en la que los pasajeros dejaban bajo los asientos sus zapatos embarrados y se ponían calzado limpio para ir a trabajar, la creciente pavimentación de la zona y su competencia con el colectivo hicieron que su vida útil no fuera tan larga.
Tal es así que el intendente Rafael Amato decidió suprimirlo en 1937 para poder asfaltar y reemplazó su trayecto con el nuevo medio de moda: los ómnibus. De esta manera, el trazado completo resultó levantado y solo quedó una pequeña parte a la vista que ayuda a que los vecinos recuerden lo que alguna vez fue el tranvía ituzainguense.