Un 17 de septiembre, pero de 1964, Ramos Mejía era declarada oficialmente como una ciudad luego de la sanción de la Ley Provincial número 6.802 y, a lo largo de estas cinco décadas, supo asentarse como uno de los lugares más populosos del Oeste.
Ramos Mejía cumple hoy sus primeros 60 años como ciudad
Un día como hoy, pero de 1964, Ramos Mejía se convirtió oficialmente en ciudad. El español a quien le debe su nombre y cómo se diseñó su actual fisionomía.
La historia de Ramos Mejía pasó por Radio VEO
Su nombre se lo debe al Doctor Gregorio Ramos Mejía, un español que llegó a la zona a comienzos del siglo XIX y escrituró unas 6 mil hectáreas del partido de La Matanza el 25 de octubre de 1808, las cuales se extendían en forma de cuadrilátero y hoy constituyen el ejido urbano local.
Uno de sus 13 hijos, Francisco, fue considerado el responsable del primer gran conflicto dentro de la religión católica del país al enfrentarse con el Padre Castañeda, razón por la que a principios de 1821 fue confinado a vivir en el casco de la chacra "Los Tapiales", sitio que actualmente constituye al centro de la localidad homónima.
Tal terreno también hospedó al General Juan Lavalle durante la guerra civil entre unitarios y federales, ya que los hijos de Francisco Ramos Mejía se incorporaron a sus fuerzas. Esto hizo que Juan Manuel de Rosas lo confisque hasta 1853, año donde la María Antonia Segurola (viuda de Francisco) recuperó la propiedad.
La trasformación de un humilde campo en una ciudad
La mujer decidió dividir su patrimonio entre sus cuatro hijos, quienes luego dispusieron que se hiciera el trazado del pueblo tomando como ejes hacia el sur los tres caminos ya existentes (hoy avenidas de Mayo, Rivadavia y San Martín). El crecimiento de la zona fue motorizado por la llegada del Ferrocarril Oeste (actualmente llamado Tren Sarmiento) y las casas quintas que eran usadas para veranear.
Así fue como el tiempo libre y el prestigio social fueron dos elementos que puso a la zona en un lugar de privilegio. En 1921 llegó el primer servicio público de colectivos, antecedente de la empresa Transporte Ideal San Justo, y en 1923 se electrificó el ramal Once-Moreno, lo que precipitó la modernización y la explosión urbana definitiva.